Entre el ajetreo diario de trabajo y familia, puedes encontrarte agotado emocional y mentalmente. Esto afecta tu relación con los demás, contigo mismo y con el Espíritu Santo. Nos comportamos con enojo, frustramiento o desespero, hablando y actuando como no deberíamos. En esos momentos es necesario dejar lo que haces y hablar con el Espíritu Santo. En la palabra vemos a una mujer llamada María que así lo hizo:
"Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará" Lucas 10:42 (NTV)
Hay veces que hacemos como Marta, nos preocupamos mucho, y no apreciamos la presencia del Espíritu Santo que está en nosotros. Los momentos cuando dejamos que Dios obre en nuestro carácter son valiosos para nuestra alma. En mi vida personal, cuando he experimentado ansiedad recurro a buscar la paz y el descanso por medio de la música.
Me encontraba un día preocupada por como las cosas estaban saliendo durante el día que mis respuestas solo eran negativas. Fué entonces cuando el Espíritu puso en mi corazón una canción que hablaba de Su lluvia cayendo en mí. Deje de preocuparme por lo que hacía, por lo que deje sin terminar, por como las cosas quedaron a la manera que quedaron. Recibí paz en mí, mi tempestad se había calmado. Mientras cantaba sentí libertad en mi espíritu de toda carga y desánimo.
El Espíritu de Dios trae libertad a la acción que tomas sincera de corazón. Puede ser un cántico, puede ser una palabra que hables de amor y/o perdón, puede ser una carta o nota que escribas, o una simple caminata que des a solas con Él. Lo importante es tener la conciencia clara del porque lo haces; poder ser cambiado y edificado en Su presencia.
![]() | Ama Su presencia, la cual habita en ti y adora con tu vida. |