Agradando a Dios

Como hijos sabemos que Su opinión es lo que cuenta

Modifed on October 3, 2018 Posted on August 30, 2017
Tags: amor identidad

No siempre hablaba lo que sentía. Solía sentir temor e inseguridad para decir lo que pensaba, creía que me criticarían por eso. Prefería quedarme en silencio y tragarme las palabras en vez de hacer sentir incómodo a alguién. Era un sentir de quedar "bien" ante la situación o persona. ¿Y de que valía todo esto?, si al final me sentía mal por la decisión que tomaba. Sola por no tener a quien decirle, en esa necesidad de querer ser cambiada llegó la claridad de la luz de Cristo a mí. Vino trayendo una nueva manera de pensar sobre lo que enfrentaba. Al abrir mi corazón al fluir del amor de Dios no sentía más culpa sino un alivio por quien era yo ante los ojos de Dios. Me pude ver con amor y aceptación por como el Padre me ve. Hoy hablo con la identidad de quien soy yo en Él y Él en mí.

 
En ocasiones, ante ciertas personas o situaciones puede ser retante o díficil ser uno mismo. Aveces, se tiende a querer causar una buena impresión buscando aprobación en lo que hacemos. Observamos lo último que está sucediendo en el medio social y esto deja una imagen plasmada en nosotros de como deberíamos de ser o actuar. Es normal, queremos ser amados y tener aceptación o apoyo en cosas o personas. Pero, ¿a quien queremos agradar? ¿Que es aquello que nos impulsa a hacer las cosas y a decirlas? ¿Por quien estamos dispuestos a darlo todo? Al ver y estar en Cristo uno sabe quien es y no hay mejor placer que únicamente agradarle a Él (Filipenses 3:8;Gálatas 1:10).

 


Para aprender a agradar a Dios debemos de conocer Su amor. Usaré el ejemplo de una esposa, ella conoce cuanto su marido la ama y sabe cuan segura está en él que no tiene necesidad de buscar ningún otro placer fuera de él. Ella está tan enamorada que vive para impresionarlo y verse hermosa solo para él. Se desvive por hacerle feliz y agradarle. ¿La clave?, el amor. Ella recibe amor y por tanto da amor. Aquel que agrada siempre busca en complacer, en hacer feliz y alegrar al otro.

El amor de Dios es mucho mayor de lo que nosotros pudiéramos expresar, pensar o comprender (Efesios 3:18). La manera en la cuál nos a amado el Padre es algo que en nuestra humanidad no lo podríamos comprender. Al ver este gran amor de Dios por nosotros nos impulsa a hacer cosas que jamás hubiese uno pensado hacer por agradarle a Él. Nos hace ser valientes, nos hace ser atrevidos incluso nos mueve a perdonar a todo tipo de error. (1 Corintios 13:7). 

En todo lo que hagas, digas o te muevas hazlo con conciencia de agradar a Dios y no a los demás. Cuando te presentes ante un jefe, un tribunal, un agente de servicio, una nueva entrevista de trabajo o incluso un amigo, ten en cuenta que eres mucho más de lo que piensas que eres. ¡El Todopoderoso, el Eterno e Infinito Dios esta en ti! Ten muy bien en cuenta de parte de quien hablas o haces las cosas. Camina en la identidad de hijo de Dios la cual haz sido diseñado para vivir.  

"Cuando estes escuchando la voz de Dios no la silencies. Cuando sientas el ardor en tu corazón no apagues la llama. Escoge agradar a Dios y elige perseguir Su voluntad".